
Oasis a orillas del Mediterráneo
Habitualmente buscamos exóticos rincones donde apreciar la majestuosidad de la naturaleza pero, si lo que se anhela es la tranquilidad, parajes vírgenes y especies animales desarrollándose en libertad en su medio natural, entonces no deberíamos dejar de visitar el Parque Natural Prat de Cabanes-Torreblanca.
El botánico valenciano Antonio José Cavanilles recorrió y narró, a finales del siglo XVIII, las excelencias de su viaje a este bello oasis litorial en su libro “Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reyno de Valencia”, encargado por el Rey Carlos IV.
Las cerca de 900 hectáreas con las que cuenta este Parque hacen posible una excelente ruta por el conjunto de pantanos y marismas, separados levemente del Mar Mediterráneo. Sin embargo, hasta mediados del siglo XIX la extensión del pantano del Prat tenía una extensión de 3.100 hectáreas, produciéndose entonces las primeras concesiones para proceder a su desecación y posterior transformación en campos de cultivo, al igual que ocurriera con otras zonas, como en La Albufera de Valencia.
Se suele decir que la mejor época del año para visitar este parque natural es la primavera, debido a que en otras estaciones o bien existen parajes inundados en ocasiones inaccesibles o bien las aves migratorias no residen durante esa época en el lugar.
El paseante que holla por vez primera los caminos y vericuetos de el Prat diferenciará siete hábitats perfectamente identificables:
Cordón de gravas
Recorre todo el límite del parque por la costa y constituye, quizá, la formación más interesante del mismo desde el punto de vista geomorfológico.
Carrizal litoral
Zona paralela a la unidad constituida por el cordón de gravas, constituye un rectángulo de terreno casi siempre encharcado, cuyas comunidades botánicas, palustres, están formadas prácticamente en su totalidad por carrizos.
Juncales
Es la unidad dominante en el parque. Ocupa toda la porción central extendiéndose desde el sistema lagunar hasta el límite sur. Su interés botánico es elevado ya que constituye una de las mejores representaciones de estas comunidades en la Comunidad Valenciana y en la península.
Saladar
Representado por dos pequeñas porciones de territorio dentro del Parque Natural. La primera zona se ubica, lindante con el cordón litoral, en las proximidades de Torrenostra, abarcando prácticamente el triángulo entre este núcleo urbanizado, el sistema lagunar y el cordón litoral, con un vértice en la Gola del Trenc. La segunda zona se sitúa en la porción más meridional del parque.
Sistema lagunar y carrizal
La extracción de turba ha originado un sistema lagunar artificial que ha diversificado los ambientes del Parque, creando zonas de aguas libres, permanentemente encharcadas. Ubicadas en el término de Torreblanca, el territorio ocupado por este tipo de formación está en continua expansión, ya que la actividad que la origina ocupa cada vez más terreno, avanzando actualmente hacia el sur por el interior del Parque Natural, del que ya constituye la unidad más septentrional. La fisonomía de esta unidad puede definirse como unas amplias zonas de aguas libres, con una profundidad variable entre cuatro y seis metros y rodeadas de cinturones de carrizal.
Marjal agrícola y transformado
Se caracteriza por la presencia de ecosistemas artificiales creados por el hombre; ecosistemas de escasa riqueza si se les comparan con otras zonas del Prat. La actividad agrícola que se ha desarrollado durante muchos años en la zona ha desencadenado la sustitución del humedal natural por zonas aterradas y cultivadas, que en muchos casos han sido abandonadas con posterioridad. Aunque antiguamente los cultivos penetraban mucho más hacia el interior, hoy han quedado reducidos, en ambos términos municipales, a la franja marginal más occidental del Parque Natural.
La inundación periódica de determinadas zonas de el Prat está causada por las características del marjal, ya que al ser una zona deprimida, el nivel freático puede llegar a la superficie. Otros aportes de agua, de escasa importancia, se producen sólo como consecuencia de precipitaciones extraordinarias y no existe en el Prat ningún curso fluvial de régimen continuo aunque sí que podemos encontrar manantiales de agua dulce que contribuyen a mantener zonas inundadas durante todo el año.
Tesoros litorales
El Prat de Cabanes-Torreblanca es una estrecha franja de terreno de marismas y pantanos formada por depósitos cuaternarios situado en la llanura costera que se extiende entre los términos municipales de Torreblanca y Cabanes, estando limitado por la sierra de Irta y la sierra de les Santes. El paisaje característico del Prat es el propio de una zona húmeda litoral, separada del mar por un cordón de cantos rodados, similar al de la marjal del Moros (Sagunto) y tantas lagunas costeras desaparecidas.
El valor faunístico del Parque Natural del Prat de Cabanes-Torreblanca es muy elevado debido a la presencia de especies endémicas como el crustáceo decápodo Palaemonetes zariquieyi, especie típica de humedales litorales con aguas de buena calidad. Otras de las joyas que atesora este enclave son dos peces endémicos en grave peligro de extinción –el samaruc (Valencia hispanica) y el fartet (Aphanius iberus)– así como el galápago europeo (Emys orbicularis), especie en grave regresión en la Comunidad Valenciana, principalmente en la zona litoral, debido a la degradación de la calidad hídrica que sufren estos ambientes y a la aparición de especies exóticas en el medio natural que suponen el desplazamiento de las especies autóctonas.
El avistamiento de aves es uno de los principales atractivos del lugar que, dicho sea de paso, gracias a sus características, fue incluido en la “Lista de Humedales de Importancia Internacional” según lo establecido en el Convenio de Ramsar. Asimismo, desde el año 1994 es Parque Natural, siendo previamente declarado por la Generalitat Valenciana, desde 1988, Paraje Natural.
La avifauna es la fauna más representada en el Parque Natural, donde podemos encontrar las colonias nidificantes más importantes de la Comunidad Valenciana de especies como la canastera (Glareola pratincola), que presenta en el Prat la mayor colonia nidificante de todo el litoral mediterráneo español. También es importante destacar la presencia del carricerín real (Acrocephalus melanopogon) que tiene en el Prat una de sus mejores poblaciones de la península; la presencia y nidificación del aguilucho cenizo (Circus pygargus), cuya colonia en el parque es la mayor del litoral mediterráneo occidental; y el aguilucho lagunero (Circus aeruginosus), que tiene en el Prat el único punto conocido de nidificación en la Comunidad Valenciana…
Pero si el Prat de Cabanes-Torreblanca juega un papel primordial en la nidificación de especies como las mencionadas o de otras anátidas y paseriformes, no menos importante es su papel como estancia de las aves migratorias. En él, numerosas especies de aves acuáticas y marinas encuentran un lugar de escala para alimentarse y descansar antes de proseguir su viaje.
Por lo que respecta a la flora de este ecosistema, está compuesta por tres grandes grupos de comunidades vegetales: por un lado las formaciones acuáticas y semiacuáticas que son en su conjunto las más abundantes y en las que se incluyen, además de las formaciones de plantas flotantes y sumergidas, los carrizares, masiegares, juncales, etc; por otro lado las comunidades de saladar y por último las comunidades del cordón litoral.